domingo, 28 de febrero de 2010

Chica desnuda busca


Qué es lo que piensan cuando leen la siguiente palabra:

NUDISMO

Seguramente en mañoserías. Una chica con el pubis al sol, un chico mostrando su quinto pulgar mientras conversa con unas amigas, imágenes para adultos, incomodidad, represión, libido, etc.

No hace mucho yo pensaba lo mismo. Como toda la "gente normal", me criaron con que la desnudez era mala, que los baños se dividían por géneros, a ponerme el calzón con la toalla puesta, a darme la vuelta para cambiarme el sostén, a decirle a mis hermanos que se retiren cuando me bañaba de noche en la huerta, a que nadie se atreva a mirarme siquiera los bordes del pezón pues era invitación al pecado.

¿Por qué? Ahora miro atrás y creo que los "normales" eran otros.

No soy nudista, me crié con represiones de las que será difícil sacudirme, pero de un tiempo a esta parte he aprendido a entender a los nudistas, y sobre todo, entender su filosofía. El descubrimiento más importante es que REALMENTE ellos no lo hacen para llamar la atención, para subvertir las reglas o porque deseen un mundo lascivo y sin moral. Es únicamente INDIFERENCIA hacia los pudores del cuerpo. Hay todo un estilo de vida detrás de eso, y no simplemente una postura. Muestran su cuerpo con la misma naturalidad con la que nosotros mostramos las manos o los pies cuando salimos a la calle: no piensan en eso. El verdadero nudista es aquel que llega a convencerse de su normalidad frente a los no nudistas.

Claro, llegar a ese estado es bastante difícil, sobre todo si eres la primera generación. Ser hijo de nudistas ya es más fácil, ser nieto, mucho mejor.

La condena pública y social del nudismo no parte del hecho en sí, sino de quienes lo juzgan en base a sus propios prejuicios. Pasa lo mismo que acá en Iquitos. Viene un limeño de esos tapados y ven a las chicas de entre 12 a 17 andando con unas truzas brevísimas, mostrando casi toda la pierna desde el muslo y dicen, ah, todas las charapas son mañosas busca-maridos. ¿Lo son? ¿o es el limeño el que las juzga en base a sus represiones? Tengo amigas y primas que se visten así, las conozco de toda la vida y nunca he visto un ápice de mañosería cuando salen a la calle de esa forma. Es simplemente un aspecto cultural, proveniente de la crianza que recibieron.

La pesadilla de todo nudista es el mirón. Aquel que se hace el nudista para poder tener orgasmos visuales, o peor aún, aquel que no siendo nudista se pasea entre ellos observándolos (aquí incluyo a los seudo-periodistas) Claro, dirán ustedes, si uno es nudista superado no le afectará que le vean desnudo (INDIFERENCIA TOTAL, como dije) pero el problema no es ése, sino que cuando los miran o los graban se sienten tratados como objetos, como animales de feria o como una curiosidad, y ése no es el fin del nudismo.

Otro problema es el de la pedofilia. El temor de algunos padres de ser acusados de este delito si tratan de inculcar a sus hijos la filosofía nudista. "Mi papá me toma fotos desnuda" dijo una niña de 14 años en una escuela española. El padre estuvo tres años en prisión antes de poder demostrar que era nudista de segunda generación, y que las fotos eran en realidad fotos familiares. Problemas como estos son comunes, precisamente por la delgada línea que divide la moral de la legalidad. Además, muchos padres nudistas optan por proteger a sus niños, llevándolos a centros de recreación estrictamente nudistas, a donde se entra por recomendaciones.

Hace poco se divulgó la noticia de que el Perú tenía ya su primera playa nudista. La Nota causó furor precisamente por los motivos que los nudistas odian: vouyerismo. Mirar para decir que asco mientras se mira con más atención.

Yo no quiero ser una reprimida. Yo no quiero tener miedo a los hombres malos que me robarán la virginidad algún día. Así que, luego de entenderlo, he empezado a practicar el nudismo en casa. Paso mucho tiempo sola y me he sentido libre. Todavía no me atrevo a hacer nada más. No tengo un cuerpo bonito ni soy narcisista, pero de eso se trata, de conocerse mejor uno mismo empezando por el cascarón que nos cubre. Es el primer paso para empezar a aceptarnos.

Veremos como me va.

sábado, 27 de febrero de 2010

Ilusionada II


Fuimos a pasear a la Plaza de Armas, el único lugar al que se puede ir. Es que Iquitos es taaan grande... Caminamos por la Próspero y comimos helados. Carla estaba hecha una babosa, haciendo bromas tontas y riéndose de cada cosa que Erick decía (¿les dije que se llama Erick no?) En cambio Ernesto y yo estábamos serios. Se notó que la situación era incómoda. Nos saludamos sin aclaraciones, y con las reverencias y gestos de dos personas que son presentadas por primera vez. Casi a la mitad del recorrido me dijo: la luna está linda hoy. Y yo, que se me acababa de caer un pedazo de helado y tenía la boca embadurnada de crema de aguaje sólo pude decir: anjaá, mientras trataba de desdoblar la servilleta para limpiarme y estar más presentable para iniciar por fin la conversación. Creo que le eché a perder su intento de romper el hielo, porque no dijo nada más en media hora.

Y lo más increíble es que yo tampoco me atrevía a decir nada. Y era raro pues los hombres nunca me han intimidado, por más ilusionada que esté con ellos. Te juro que quería decir algo, hablar de las estrellas, del viento de la noche, de los tachos de la Municipalidad cada treinta metros, pero no me atrevía. Las palabras se quemaban al pasar por mi lengua, y se desvanecían al salir de mi boca. Más bien deseaba que me bese. Luego Carla nos alcanzó para contarnos las últimas ocurrencias del gran Erick y esperar que nos riamos de sus chistes malos. Hicimos un esfuerzo. Luego Erick y Ernesto se adelantaron y nos dejaron solas. Carla me dijo que cree estar enamorada y yo le pregunté cómo lo sabe, y ella me dijo: porque me siento mejor cuando estoy con él. Hubieras visto cuando lo dijo, con tanta cursilería y sin temor a quedar en ridículo ni a que se burlen de ella.

Por supuesto, no desaproveché la oportunidad de hacerlo. Le dije que en ese caso, yo estaba enamorada de mi laxante antibichos Milanta, porque me provoca el mismo efecto, sobre todo después de unas hamburguesas con queso, chorizo, huevo, pollo y carne que Patrick me vende a ocho soles en la plaza Castilla.

Traté de explicarle que lo que siente es normal, y que a los hombres no les gustan las mujeres que parezcan ansiosas (aunque ellos no lo admitan) o muy regalonas, porque las pueden catalogar de fea manera. No, me dijo. Uno debe expresar lo que siente cuando lo siente. Las represiones envenenan el espíritu y es mejor morir intentando que vivir sin intentar. Ella siempre ha sido media sicóloca, así que dije amén y amenemén. Vamos a ver cuanto le dura el laxante.

Media hora después nos encontrábamos en la pileta de la plaza, con las gotas de agua acariciándonos la cara. Ernesto me mira, yo lo miro, nos miramos. Me dice que tengo una sonrisa franca y yo le muestro los dientes con más ganas. Le digo que tiene un lindo trasero y el se baja más el polo para esconderlo. Se anima a hacer un chiste, yo hago mi mejor esfuerzo por una risa espontánea, él aprovecha para darme esos cinco, luego me abraza. Yo lo tomo de la cintura. La conversación empieza nuevamente, y cuando nos dimos cuenta estoy en la puerta de mi casa, sentado con él en la vereda. Carla se perdió con Erick, quien seguramente le estará contando chistes en un cuarto de hospedaje, mostrándole su payaso en persona (oh cielos, qué asqueroso sonó eso) Y yo estoy aquí, en el inicio de un camino incierto que sin embargo tengo curiosidad en recorrer.

Veremos.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Ilusionada


Hoy fue un día hermoso. Me levanté, encontré el desayuno servido, mi hermano no se demoró en al baño, el cielo estaba alegre, los pajaros cantaban y mi perro no se hizo popó en la puerta.

Al mediodía, Carla me llama para salir de violinista. Carla no es mi amiga de la facu, sino del colegio, así que la veo de vez en cuando. Fue mi mejor amiga en el quinto año, de eso ya hace mucho (uuuuuuuu), pero me he dado cuenta de que cada vez que me llama es para pedirme un favor. Yo, mongola le hago caso. Debe ser el sentimiento de culpa, pues arruiné su viaje de promoción al partirle la tibia con mi bici. Es algo que hasta ahora no supero, pues se perdió dos semanas maravillosas en el Callejón de Huaylas. Pero en fin, creo que ella no me guarda resentimientos, después de todo aún se acuerda de mí, aunque sea para cobrarsela.

- Es que tiene un amigo y dice que ya quedó en salir con él, así que me dijo para traer una amiga. Es cuerazo Vale, no puedo perder esta oportunidad.

- Pero Carla, sabes que tengo que estudiar.

- Por favor, por favor, por favor (100 veces)

Así que tuve que alistarme para ir a ver a un imbécil que me hablará de trivialidades y será caballero, tierno y gentil. (¿?) Creo que no me entienden esta parte. Les explico: no me gustan los caballeros, tiernos y gentiles, si es que no lo son auténticamente. Ayer leí una entrevista a Sergio Galiani en que le preguntaron a qué se debe su éxito con las mujeres, y el respondió: "A que trato de ser sincero. No me hago el gentleman". Y yo dije wow, este hombre dio en el clavo. A mi molesta el chico usa una falsa educación para parecer adecuado. El tipo que se tira unos chanchos asquerosos cuando come en familia y cuando está con la chica que le gusta usa servilleta y se cubre la boca. El que no se levanta del sillón asi vea a su madre cargando el mercado semanal y sin embargo le acomoda la silla a la chica que le atrae cuando van a un restaurante ¡¡por favor!! Prefiero que se muestren como son, así hay menos decepciones, o al menos estás se dan al principio y no al final.

Así que, me preparaba para ver a un idiota más saludarme y decirme que me veo más hermosa que la luna, y me dirá que la fidelidad es lo más importante para él y que es una persona que tiene mucho amor para dar. También dirá que es muy detallista (esa nunca falla) y sobre todo, que es muy, pero muy romántico (con esa ya cayeron). No es que me crea la más asediada del mundo ni nada, pero da la casualidad de que son lamentablemente hombres, y piensan con los testículos. Así vean en alguien solo "una amiga" no perderán la oportunidad de acostarse con ella si se presentara. Aún si no es tan agraciada. Tienen un dicho sexista incluso al respecto: "en época de guerra, todo hueco es trinchera" (¿o no, chicos?) Bueno bueno, quizá estoy siendo exagerada y por ahí habrá alguien que tenga todas las neuronas en la cabeza solamente, pero hay que buscar bien, sobre todo entre los que viven con su mami hasta viejos.

A las siete tocaron el timbre, y ahi estaban:

Carla, su amigo el cuerazo dizqué, y....

y....

y....

Ernesto.

Triririririiiiiiiinnnnn, tririririraaaaaaaannnn -Profesor Jirafales... - Doña Florinda....

Lo que pasó en la velada, les contaré en la próxima porque ya me tengo que ir a estudiar.

Hoy fue un día hermoso. Me levanté, encontré el desayuno servido, mi hermano no se demoró en al baño, el cielo estaba alegre, los pajaros cantaban y vi a Ernesto cuando abrí la puerta.

martes, 23 de febrero de 2010

"Una película de Iquitos, que no parece de Iquitos"


Palabras de mi hemanita de 9 años.

Acabo de venir de cumplir mi tarea: el último piso; así, sin mayúsculas. Fue una experiencia bastante interesante. Tengo tantas cosas que contarles que vamos a ver si nos ordenamos un poco antes de liberar la verborrea.

Primero, hay que decir que se nota el esfuerzo de los realizadores y en general de todo el equipo por hacer bien su labor. Es algo que salta a la vista. No es un trabajo atropellado, y aclaro esto porque cuando una se encuentra con producciones regionales es común la improvisación y los errores supuestamente "perdonables" por su condición de cine independiente. Excusas pueriles pues un director realmente creativo puede hacer maravillas con una cámara y el liderazgo para sacar lo mejor de sus actores, aunque éstos sean aficionados. Se me ocurren en estos momentos nombres como "El Huerfanito" o "Amor de madre", plagadas de errores de edición, audio, dirección artística y cámara, que me indujeron a pensar que ésta sería una de ese tipo. Tremendo error. La cinta es visualmente impecable y quedé gratamente sorprendida (y, porqué no, orgullosa).

Segundo, el director es genial. No lo conozco personalmente pero puedo decir que el tío sin duda sabe dónde poner una cámara. Hay una intención de ir más allá de lo obvio (la cámara estática, los ángulos y planos habituales de un trabajo artesanal) para construir su propio lenguaje, su sello personal. No estamos ante un émulo de Casavetes que se reune con sus patas para filmar una peli en dos días y luego pasarla bien mirándola con un par de chelas. No. Es un director que busca la originalidad y el detalle, aunque tenga que aferrarse a tópicos bastante aburridos como la soledad de tres almas perdidas en una ciudad cuyos habitantes pueden ser muchas cosas, menos solitarios.

Tercero, ampliando lo anterior, me gustó por ejemplo el juego de las texturas, que me hizo recordar a aquella película de Sodherbeg sobre el tráfico de drogas. El azul ocaso del anciano es impresionante, tanto que no debió decirlo expresamente el narrador, pues se adivinaba al instante y escucharlo resultaba una obviedad, casi como oír un lugar común, pero eso es parte de las cosas que detallaré más adelante. Otra cosa que me gustó es la manera en que se filmó la habitación de la poeta, con la luz natural que se derramaba desde una ventana, haciendo un efecto de contraluz sobre el llanto de la mujer al otro lado de la cama. Genial. Otra cosa que igualmente me encantó fue la atención a los detalles, filmando por ejemplo los artículos del tocador, las cachuchas del anciano, los paraderos de micros, el concreto gastado (ver el ventilador encendido dando vueltas hizo que me sintiera al toque dentro del cuarto). También hay extractos de la ciudad bulliciosa y desordenada, para lograr un efecto de contraste. El director seguramente intuye que sería casi imposible que nos podamos identificar de alguna forma con los protagonistas (sobre cuya biografía hay muy pocas luces, por cierto) y logra de alguna manera que nos identifiquemos con el paisaje.

En una ciudad con tan poco cine, el paisaje siempre será un punto de referencia para sentirnos involucrados. Si el director no sabe cómo tratarlo, pierde su tiempo contando historias. No es sin duda el caso de Fernández-Moris, que se arriesga no sólo a mostrarnos una realidad identificable, sino tambien maldita.

Cuarto, el casting y dirección escénica. Los actores están sobrios y cumplen su papel con eficiencia, sin errores. Y eso ya es mucho decir si empezamos a compararla con peliculas de similares condiciones.

En general pues, es una película hermosa, tanto que quienes la ven difícilmente podrían creer que salió de un taller de cine de verano, con la colaboración de unos estudiantes que sabían tanto de cine como de física cuántica, pero que aprendieron, y se graduaron con honores.

Ahora, hay algunas cosas que no me gustaron, pero que en general no desmerecen el trabajo.

Primero, el guión. Es poco profundo y lleno de frases superficiales. Por momentos parece explicar el pasado de cada uno de los protagonistas, pero luego se pierde hablando generalidades sobre la soledad, el desamor, el abandono, etc, cosas que se podían entender mirando las escenas. Creo que si la película iba a estar envuelta en esa atmosfera de desarraigo, sufrimiento y soledad, el narrador debió intervenir para darnos detalles específicos o para hacernos alguna mención que puede quedar oscura, de lo contrario, se debió dejar que hable el silencio. Se nota que es una película estrictamente visual y frecuentemente la voz en off entraba a desentonar. Por ejemplo: el narrador entra al edificio, saluda al guachimán de turno y luego se mete al cuarto donde cuelgan los uniformes y toma uno de ellos. Ya podemos intuir lo que hace, pero ahí no más entra la voz en off y dice: soy guachimán. La escena del anciano dibujando a una persona supuestamente misteriosa es bastante predecible, precisamente porque la voz en off menciona sólo una vez a sus parientes ("su propia carne") y en cambio se mata hablándonos de la mujer por la que sufre y que lo abandonó. Siendo una película cerrada de tres protagonistas ¿quién más debía ser esa mujer pues? De haberse callado, el misterio se hubiera revelado ( y no confirmado) al final. En fin, probablemente sea una maniática perfeccionista, pero creo que se debió quitar muchas páginas al guion.

Segundo, la música. Demasiado alta. Una está escuchando los sonidos de la habitación del anciano, el rumor de la ciudad a lo lejos, dejándose llevar por las arrobadoras imágenes de las casas recortando el cielo gris, cuando de pronto ¡pam! entra el piano con fuerza, stacatto, cortando todo vínculo con el espectador, en un registro mucho más alto que los efectos de sonido. La partitura es buena, pero por ratos se vuelve tediosa por repetición, como si trataran de entrictecer al espectador a la fuerza, como esos molestos reportajes de bien social de Cuarto Poder. Hay un leit-motiv en la banda sonora, el problema es que ese leit-motiv parece constituir TODA la banda sonora. He dicho antes que viendo la película se nota que se tomaron su tiempo, creo que esto no se aplica al guión ni a las composiciones.

Tercero, algo menor, la lentitud. El ritmo al que va la película, la forma en que se presentan los personajes y se da a conocer el título y los nombres hasta llegar al del director no están mal, me parecen bien logrados, pero da la impresión de que nos encontraremos con un largometraje, una gran película intimista, y cuando en menos de una hora acabó me dejó un sabor de ¿uy, es todo? Como si construyeran una enorme y bonita mansión y se quedaran en la fachada. En otras palabras: el ritmo me pareció incoherente con la duración. Creo, y esta una sugerencia atrevida, que pudo haber sido un gran cortometraje. Ahí sí el trabajo del narrador hubiera sido pertinente.

Estos errores son, como dije, veniales si los comparamos con sus virtudes. Si esa es la senda que Producciones Audiovisual está abriendo para el cine iquiteño, pues bienvenido. Es sin duda uno de los mejores trabajos de provincia que he visto en mi vida y me siento orgullosa de que sea de Iquitos. No pretendo ser impertinente publicando esto en mi blog, después de todo, sólo soy una simple aficionada y estas líneas forman parte de una tarea que presentaré en la universidad, pero espero al menos despertar la curiosidad de quien lo lea y aun no ha ido al cine. Vayan a verla, miren lo que me pasó a mí: me apasionó, me entusiasmó y me obligó a tomar en serio, muy en serio, mi asignación.

jueves, 18 de febrero de 2010

Conociéndote


Ah, que tales vacaciones. De veras me daba flojera entrar. Estuve en Trujillo visitando a unos parientes que al final no conocí, me bañé en Huanchaco y Huanchaquito, probé Shambar, vibré con el festival de la marinera, conocí a un chico que me gusta y ¡oh maravillosa coincidencia! yo también le gusto, en fin, no me puedo quejar. Claro que, según yo, estaba realizando viajes exploratorios relacionados con mi carrera pero ¿a quién quiero engañar? sólo a mi padre que lo tengo en la nuca por haber jalado el ciclo pasado.

El chico se llama Ernesto. La importancia de llamarse Ernesto. No me agrada el nombre pero es mejor que muchos que abundan por ahí. Me enojan los nombres alienantes, somo si el español no ofreciera una amplia carta de onomásticos. ¿Hay derecho a que a un bebé que nada sabe aún del mundo lo castiguen bautizándolo como Michael James Drumer Ahuanari Magipo? Por su puesto que no. En la pre tenía un amigo que se llamaba Johan Paul Yupanqui Mendoza. Era buena gente pero siempre decía que aborrecía el nombre que le pusieron sus padres, vendedores de abarrotes, al leer unas latas de sardinas importadas. Así que terminó cambiándoselo. Ahora todos lo conocen como Jota Pe, o como él dice, Llei Pí. No sé qué es peor.

Decía pues, que se llama Ernesto y tiene lo que me gusta. Dos ojos, una nariz, etc. Pero tiene algo más: talla, carisma, conversación, mirada y, ya pues, para qué me hago la tonta: pompis. Estudia "algo" en la UNAP y pronto lo averiguaré. Siempre anda curioseando por mi facultad. Un día estaba saliendo de clases apurada cuando al abrir la puerta le di en las narices y le hice llorar. Se quedó recostado en la pared por largos minutos mientras sus amigos se vacilaban hasta que les lancé una mirada de furia que los dejó como los griegos viendo a Medusa. Le tomé del rostro y le pedí disculpas toda angustidada. El me quedó mirando y por unas milésimas de segundos sentí la conexión, es decir, ustedes saben, ese mágico vínculo que uno siente cuando dos almas perdidas convergen entre sí. Estoy seguro que él también lo sintió, pues vi su rostro iluminarse. Él abrió esos riquísimos labios que alguna vez espero besar y supe que diría algo.

-Ten más cuidado, tonta.

No es lo que dijo, sino cómo lo dijo. Mi amiga dice que le ha oído a su amigo comentar que el amigo de él había dicho que un amigo le contó que le había contado a una amiga en común que yo le gusto, espero que sea cierto, ya que la fuente parece buena.

Mientras tanto, me estaré ocupando del doloroso proceso de volver a acostumbrarme a la rutina de la vida diaria. Maldición, cómo extraño Trujillo.

P.D. Por lo pronto, a ver si mañana voy a ver esa película de la que todos hablan.